Así es, la natación competitiva es exactamente eso… competitiva.
Pero cuántas veces te has encontrado pensando cosas como—
“Si tan sólo tuviera el mismo talento que ella tiene.”
“En verdad quisiera tener su genética, porque entonces podría ser un gran nadador.”
“Por qué no puedo nadar como ella?”
Por una parte es natural el compararnos con nadadores que son más rápidos que nosotros, como también lo es el sentirnos agradecidos de no ser el siguiente nadador en la lista.
Pero el perderse en el esfuerzo y en los resultados de la competencia te quita la mirada del nadador que merece la mayor atención. Cuyo desempeño es el único que en verdad importa. El tuyo.
Aquí hay 5 motivos por los cuales debes dejar de comparar tu rendimiento con el de los demás nadadores:
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Todos crecemos a nuestro propio ritmo. Literalmente y como atletas.
Se qué tan frustrante puede ser ver a ese nadador quien entrena con menor intensidad pasarte sólo porque creció más. Como un chico de 12-14 años veía desmoralizado cómo algunos nadadores a quienes yo les ganaba crecían hasta convertirse en hombres. Con sus delgados bigotes y nuevos músculos rápidamente me ganaban en mis mejores pruebas. Era muy difícil ver a los atletas – algunos con quienes había entrenado – y a quienes les importaba muy poco ganar que de repente me pasen, simplemente porque yo no crecí al mismo ritmo.
Todos tenemos nuestro propio camino hacia la victoria en la natación. Para algunos es brillante y rápido, mientras que para otros no comienza hasta tarde en la adolescencia, o incluso después de que se terminaron las competencias por categorías. Así que mientras es normal mirar al carril de l lado y sentirte desanimado porque de repente están nadando mejor que vos, ésto no significa que lo van a estar haciendo de aquí a un año. O de aquí a cinco.
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Siempre te imaginas que la competencia la tiene más fácil.
Para muchos nadadores, mirar que a un compañero de equipo le vaya muy bien en una competencia no es inspirador ni motivador, es desmoralizante. Ves cómo lo hacen sin errores y no puedes ni imaginarte el trabajo que hicieron para llegar ahí. Y cómo nunca, pero nunca, vas a poder lograr ese nivel de habilidad.
Creamos la idea en nuestras cabezas hasta el punto en que creemos que la competencia es completamente invencible. De esta manera muchas veces hemos perdido mucho antes de subirnos al bloque de partida, y todo lo que sigue es simplemente la realización de una profecía auto-impuesta.
En realidad ellos experimentan las mismas luchas. Tienen los mismos lapsos de confianza y motivación, también tienen estrés en sus vidas, relaciones que causan más drama del que vale la pena preocuparse, e incluso tienen un horario escolar igual de lleno.
Mira a la competencia por como es – simplemente otro nadador o nadadora luchando por encontrar su lugar en el podio, y no como un semi-dios nadador. Debes pensar en el nadador a tu lado como alguien más humano para que puedas sacarlo del pedestal en que se encuentra.
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Tenemos la tendencia de comparar nuestras debilidades contra la fortalezas de los demás.
Parece tonto, no es así? Tomamos la parte más débil de lo que estamos haciendo – una lesión, unas cuántas faltas a los entrenamientos, una partida no muy buena – las agrupamos y comparamos con lo mejor de lo que otros están haciendo.
Es una comparación imposible. Hemos diseñado esta comparación desde el inicio para que nosotros seamos los inferiores.
Siempre va a haber alguien más talentoso, con mejor genética. Pero nunca va a haber otro como vos. Nunca, pero nunca, en la extensa historia de este mundo va a haber alguien tan talentoso, único y tan impresionante como tú.
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Esperamos que el éxito se vea como el nadador más rápido de la piscina.
Estamos programados para hallar el camino de menor resistencia. Salir de nuestro camino para encontrar un nuevo sendero hacia el éxito que no ha sido probado es mucho trabajo, así que miramos alrededor y a las personas que son exitosas, y a partir de lo que sabemos de sus experiencias – que puede ser ridículamente limitado – imaginamos una expectativa de lo que se necesita para ser exitoso.
No hay vergüenza en mirar lo que a otros les ha funcionado – podemos ahorrarnos mucho tiempo viendo los errores que han cometido. Pero esperar los mismos resultados es igual a prepararte para la decepción.
Tu propia versión del éxito va a ser tan única y diferente y tan asombrosa como lo eres tú. Escuchas a deportistas superestrellas que escuchan de esto siempre. Cuántas veces alguien ha sido descrito como el “próximo Phelps?” O como la “siguiente Missy Frankiln?”
Phelps mismo sabe lo sin sentido de estas comparaciones mejor que nadie. Desde camino a Atenas 2004 hasta después del 8vo oro en Beijing, él fue inundado con rápidas comparaciones entre él y Maek Spitz. (Esta comparación no ha terminado, con Phelps siendo el mayor ganador en Juegos Olímpicos de todos los tiempos, ahora el tema de conversación ha cambiado un debate sobre “el mejor atleta de todos los tiempos”.)
“Quiero ser el primer Michael Phelps, no el segundo Mark Spitz.” – Michael Phelps
Aprende del mejor. Inspírate en lo que hacen. Mira lo que están haciendo y entiende que también puedes hacerlo. Pero no te compares con ellos.
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Comparar victorias no tiene sentido.
Cómo puedes definir tu propio éxito en la piscina si tu ideal está basado en el rendimiento de otro? Cómo puedes medir tu propia grandeza si está atada al nado de otra persona?
Chad le Clos no quiere ser recordado como el chico que le negó el tercer oro olímpico consecutivo a Michael Phelps en 200m mariposa. Él quiere ser recordado como un gran nadador en su propio derecho, no como la piedra en el zapato en el legado de Phelps.
Cuando tu éxito está atado a la historia de otro, a la victoria o derrota de otro, ahora tu propio legado, tus propios logros, tu propia natación.