El nadador paralímpico, comentarista y escritor Xavi Torres, entrevistó hace unos días a la nadadora Jessica Vall. Lo hizo en un directo de Instagram para la RFEN.
Jessica Vall, de 31 años, llegó a la élite internacional en 2014, cuando ganó la medalla de bronce en 200 braza en el Campeonato de Europa de Berlín. Al año siguiente, en el mundial de Kazán, ganó el bronce en la misma prueba en una final histórica en la que se repartieron 5 medallas. En 2016 fue doble semifinalista en sus primeros Juegos Olímpicos. En 2017, se proclamó campeona de Europa en piscina corta, mientras en 2018 fue medallista de plata en el campeonato de Europa de Glasgow. Tras un 2019 complicado, Vall se pre-clasificó para Tokio 2020, los que serían sus segundos Juegos Olímpicos.
Sin embargo, el aplazamiento de las Olimpiadas a 2021 por la pandemia de Coronavirus ha dejado en una situación complicada y llena de dudas a muchos de los deportistas españoles. En esta completa entrevista, la bracista habla sobre el confinamiento, los momentos buenos y difíciles de su carrera, y sobre sus planes de futuro.
No paras, te hemos visto muy activa en tus redes sociales…
La intención desde que nos confinaron era reproducir lo más parecido posible el ritmo de entrenamiento de una semana normal… para no perder el hábito.
Es dificil reproducir el mismo plan de entrenamiento sin una piscina…
Son muchos metros que ahora no se pueden hacer, pero ahora hacemos ejercicios más complicados y ya voy dominando las técnicas, y aunque no es lo mismo, saldremos con alguna cosa positiva.
¿Te estás redescubriendo durante este confinamiento?
A nivel personal, soy una nadadora con mucha experiencia, me conozco bien, conozco mi cuerpo, y he encontrado cosas que me faltaban en la preparación, y que el confinamiento me ha hecho darme cuenta de la importancia que tienen. Cuando volvamos intentaré encajarlas en el plan.
¿Como llevas el hecho de que Tokio 2020 no se celebre este año?
Estábamos en el CAR de Sierra Nevada acabando la preparación del ciclo que acababa en el campeonato de España Open, donde teníamos que ratificar nuestra clasificación olímpica. Vivíamos un poco al margen de lo que pasaba, me sorprendían las noticias que me llegaban, se anuló el Open… y al principio nos iban a confinar en el CAR (de Sant Cugat, en Barcelona), luego nos dijeron que no podíamos, y en vez de volver en avión, para no contagiarnos cogimos unas furgonetas y estuvimos toda la noche viajando. Fue todo muy rápido, al principio los días en casa fueron mucho shock. Nos preocupaban los Juegos porque ya estaban ahí, no podíamos entrenar, teníamos esa angustia por la responsabilidad de tener que entrenar y no poder hacerlo. Cuando aplazaron los Juegos, bajó el nivel de estrés.
¿Supuso cierto alivio?
Sí, por una parte sí porque vivíamos con angustia, pero me había planificado de una manera, y se ha ido todo al garete, pero bueno, tras unos 2 o 3 días para asimilar la situación, ya fue suficiente para volver a encararnos otra vez y tener ganas de volver a tope aunque pero sin prisa.
¿Como planificabas estos próximos años y hasta cuando tendremos a Jessica en las piscinas?
Mi objetivo no era retirarme después de Tokio 2020, quería aguantar un año más, pero tenia ganas de ser mamá y no sabia como iba a afrontar el proceso de retirada. Es una situación complicada, porque en el deporte cuando quieres ser mamá, hay mucha diferencia entre hombres y mujeres, son 9 meses inactiva, y si quieres volver tienen que pasar ciertos meses para volver a un buen estado de forma. Era algo que me planteaba para 2021 y de momento pasará a 2022.
Tenemos a Jessica en el más alto nivel, sobre todo desde que en 2015 explotaste en el mundial de Kazán…
La FINA puso hace poco la final de 200m braza de Kazán, hacia muchos años que no veía esa carrera. Ahora que lo he visto, estaba fuerísima de la carrera, pero confié en mí. No me lo creía, lo primero que miré es si en mi podio se iluminaba la lucecita, y vi un 3, entonces vi que en la calle 4 también marcaba un 3, vi muchos 3, y cuando ordenaron el marcador vi que habíamos empatado 3. Fue emocionante, fue histórico para la natación.
Tu carrera, a diferencia de otros nadadores, ha sido de forma casi invertida. Tú le diste mucha importancia a los estudios, ¿cómo gestionabas los estudios y entrenamientos, y cómo decidiste hacer tu carrera así?
Vino como vino, las distintas situaciones te ponen a decidir ciertas cosas, y creo que acerté, porque he sido feliz durante estos años. Una situación llevaba a otra. Di prioridad a los estudios pero no destacaba mucho en la natación. Me hacía feliz, y llevaba una natación de alto rendimiento, entrenaba muchas horas pero no me iba fuera de concentración. Tenía una tutora que me llevaba todo el tema de exámenes, y mis compañeras de la universidad me tomaban los apuntes y me ayudaban mucho. He tenido la suerte de encontrarme con personas que me lo han puesto un poco más fácil.
Mi familia me apoyó mucho, cuando acabé los estudios la familia y mi marido me dijeron: ¿por qué no pruebas a nadar un año?, has estudiado mucho, sin dar prioridad al descanso y la alimentación, ya tendrás muchos años de trabajar. Y fue en el año 2013 cuando me enganché al equipo nacional. Mi primera concentración fue en Tenerife. Era muy ilusionante y me lo pasaba super bien. En 2013 éramos muchos en el equipo nacional y era una rueda que te enganchaba para seguir entrenando y seguir estando allí. No era solo los resultados y las medallas. Todo te llena para entrenar y motivarte cada día. Estar cómodo y feliz con la gente es lo más.
En toda carrera también hay momentos complicados, ¿cuáles han sido y cómo los has conseguido superar?
Uno de ellos fue en 2016. No estaba preparada para la medalla de Kazán, y de golpe me encontré con una medalla internacional, no estaba preparada para llevar ese peso durante un año olímpico. El año olímpico fue un exceso de responsabilidad, de intentar dar lo máximo, un exceso de perfeccionismo, nunca me parecía bien porque siempre creía que lo podía hacer mejor. En 2016 conseguí dos semifinales olímpicas en mi primera Olimpiada. Ahora que lo veo, en mis primeros Juegos quedar 10ª no está nada mal. Pero si no lloré48 horas, no lloré nada.
La otra parte fue en 2019, fue un año muy duro a nivel personal, por situaciones personales muy duras que viví. Esto afectó a todo y también al rendimiento, por eso el mundial de Gwangju fue muy duro, quería estar allí pero no estaba preparada. Pero cuando lo superas te haces más fuerte. Esta temporada había hecho el click, aceptado y gestionado mentalmente ciertas situaciones, y estaba preparada para darle gas y no frenar, y así estoy aún.
Sois un grupo muy potente de entrenamiento, lo que también te obliga a no relajarte…
Somos 25 nadadores en el Club Sant Andreu, y Jordi Jou nos expresa que es igual de importante cualquiera de nuestros objetivos, esto hace que relativices la presión y la responsabilidad de hacer algo, para que quede simplemente en trabajar con un objetivo. A su vez, tener una parte de mi equipo que viene a las concentraciones del equipo nacional, Joanllu (Pons), Albert Escrits, Raúl Santiago, África Zamorano, Lidón Muñoz… esto hace que cuando nos vamos de concentración a algún lado, sea muy parecido a lo que tenemos en casa, y eso es importante para nosotros.
Perteneces a una generación de bracistas muy potente, lo que le da más valor a tus resultados. ¿Cuáles son tus rivales más duras?
Había dos o tres nadadoras que despuntaban más, como Efimova o Lilly King, estaban por encima de las demás. Luego estábamos todas las demás en un pañuelo y nos dábamos de ostias por ese tercer lugar, o por tener un hueco en la final. Creo que una de las rivales con las que siempre me veo ahí en la final es la británica Molly Renshaw. Llevo con ella desde 2014, siempre está por ahí. También están las italianas, que siempre te acabas encontrando con ellas, ahora Martina Carraro ha dado un paso adelante y está un poco por encima, pero yo creo que podemos estar ahí a su nivel. Voy a por todas las rivales que están por delante de mí.
¿Cuándo elegiste que la braza era lo tuyo?
Yo al principio hacía crol, 200 mariposa y 400 estilos. Tuve el desarrollo físico un poco tarde y me encontraba cómoda en estas pruebas. Siempre quedaba cuarta. En mi época junior, un entrenador me dijo que nadaba bien los estilos, pero particularmente nadaba bien la braza. En etapa junior en las pruebas de fondo me costaba mucho mejorar, tienes que ser paciente cuando tu cuerpo está cambiando. En esa época cambié de estilo, iba mejorando la braza e iba haciendo finales, y lo otro lo fui empeorando.
¿A qué te gustaría dedicarle más tiempo si pudieras?
A mi familia y amigos. Cuando deje de nadar, seguramente sea para eso. Toda la gente a mi alrededor, mi familia, padres, amigos, mi marido. Al final, todo gira en torno a ti, y me gustaría devolverles este apoyo.
¿Te ves haciendo algo relacionado con el entrenamiento?
Sí, me lo he planteado, sobre todo en mi etapa final ya que no quiero dejar de golpe la natación, quiero hacer un año en el que pueda acompañar a niños y transmitirles todo lo que me ha enseñado la natación, así me sentiré en paz conmigo misma. Quiero hacerlo, pero aún no se cuando.
Pueden ver la entrevista completa en el siguiente vídeo: