Hoy en día hay muchos centros deportivos de todo tipo ( públicos y privados ) en los que los adultos pueden aprender a nadar.
Hay muchos cursos, por lo que ya nadie puede tener una excusa para no aprender a nadar. Los cursos de natación para adultos están en casi todos los centros deportivos con instalaciones acuáticas.
Otra cosa es que lo que ofrezcan estos cursos sea lo que buscan las personas que quieren aprender a nadar.
Normalmente buscan cursos que no estén masificados y en los que el centro deportivo en cuestión ofrezca unas clases de natación para adultos de calidad. Si el usuario comenta expresamente que tiene miedo al agua, en el centro le dirán que no hay problema porque para eso están los cursos de natación de iniciación, pero no es del todo cierto.
Habitualmente, los centros no suelen mirar si los usuarios que se apuntan a sus cursos tienen mucho, poco o ningún miedo.
Se supone que todo adulto principiante que se apunta por mi primera vez a un curso de natación no sabe nadar y además suele tener miedo al agua ( se entiende a meterse en la zona profunda ).
Hay adultos que no tienen especial miedo al agua o no lo tienen excesivamente, pero el problema es que hay adultos que sí tienen un elevado miedo al agua, incluso a moverse por la zona poco profunda.
No es lo mismo aprender a nadar de adulto con escaso miedo o ninguno que aprender a nadar con un elevado miedo o mucho miedo al agua. Los primeros evolucionarán durante las clases con cierta normalidad e irán progresando en el aprendizaje de la natación, pero los segundos no irán al mismo ritmo y se estancarán si no reciben una atención más personalizada.
De hecho, se estancarán, y frustrados verán cómo avanzan los demás y acabarán abandonando las clases de natación, que en principio les iban a enseñar a nadar. Frustrados, porque no se cumplieron las condiciones en las que se supone debía desarrollarse un curso de natación para adultos, por ver cómo los demás avanzan y ellos siguen más o menos como en la primera clase.
Les dijeron que no habría demasiada gente en las clases de natación, que el profesor de natación estaría más atento, que atenderían sus necesidades, que no le obligaría a hacer cosas difíciles, que no le obligaría a saltar de pie en la primera clase ( esta situación es real aunque parezca mentira, a estas alturas, porque me la ha contado unos de mis alumnos venidos de otros cursos de natación ) que se preocuparía por corregirle, etc.
Generalmente, aprender a nadar no es muy complicado. Pero a veces, los adultos suelen presentar algunas limitaciones físicas ( también anímicas, por ejemplo baja autoestima en sus capacidades físicas, sobre todo al enfrentarse al medio acuático ) propias de la edad madura.
El problema es que los instructores de natación no están especialmente concienciados, y mucho menos preparados para dar clases a adultos con miedo al agua ( el miedo es un gran limitante ). Por lo que al miedo del adulto se le une el desconocimiento del profesor de natación.
El profesor sabe, que enseñar a nadar a un adulto con elevado miedo al agua es un problema extra que se le presenta en sus clases.
Generalmente, si el instructor ve en sus clases algún alumno que no avanza , en principio, se preocupará por él e intentará animarle y dedicarle más tiempo que al resto de los alumnos. Pero si ve que tiene un elevado miedo al agua, enseguida comprenderá que no hay nada que hacer con él por mucho que lo intente. El resultado suele ser que este tipo de alumnos abandonarán el curso de natación.
Para un instructor de natación dirigir una clase de natación para adultos ( unos con elevado miedo y otros sin especial miedo, salvo el lógico por no saber nadar ) es difícil si no dispone de las condiciones, los recursos ni las herramientas adecuadas.
Para ayudar a los instructores de natación a diseñar sus clases con éxito, ya existen herramientas que están funcionando desde hace años con bastante éxito.
La herramientas de las que hablamos son métodos de trabajo ( por ejemplo uno de los métodos es el método nsm, pensado para trabajar con adultos con miedo al agua ). Con cualquiera de estas herramientas el instructor de natación puede plantearse una clase, para enseñar a estas personas, sin ningún problema.
Sirve tanto para adultos sin miedo o escaso miedo al agua como para adultos que nadan nerviosos, inseguros en zona profunda ( debido a un mal aprendizaje ) o adultos con elevado miedo o mucho miedo al agua.
De esta forma, los instructores de natación ya tienen a su disposición metodologías que les ayuden a trabajar con ciertas garantías de éxito, al enfrentarse con alumnos que plantean dificultades añadidas a las soluciones tradicionales que presentan los clásicos métodos de la enseñanza acuática.