A mucha gente le da vergüenza reconocer que tiene miedo al agua. Lo primero que hay que decir con respecto a sentir vergüenza por tener miedo, es que el miedo está para salvarnos la vida ante una posible situación real de peligro. Con lo que, no tiene justificación sentir vergüenza por tenerle miedo al agua, ya que nos está advirtiendo ante una situación peligrosa en la que podríamos perder la vida.
El miedo es como una alarma interna natural que llevamos dentro de nuestro cerebro y que está para avisarnos de cualquier peligro inminente. El miedo es como un chivato que nos está advirtiendo frente a un posible peligro de muerte.
Tenemos que entender que el miedo está para protegernos ( en caso de que no sea real estamos hablando de un problema psicológico que tiene que ser tratado por un psicoterapeuta ). No debe darnos ninguna vergüenza reconocerlo.
El pudor por reconocer este miedo está muy extendido y es fruto del prejuicio de que ” nadie le tiene miedo al agua ” junto con otro que dice que ” todo el mundo sabe nada ” ( otro falso mito ).
Entre los hombres está más extendido que entre las mujeres porque se supone (prejuicio machista) que todos los hombres saben nadar (esto me lo han dicho ya bastasntes veces) porque tienen la obligación de saber nadar por ser hombres (quizás, nacieron nadando).
Evidentemente, ni pensar un segundo que un hombre pueda tenerle miedo al agua. Las mujeres es natural que tengan miedo, por supuesto, porque se supone que es el sexo débil. Afortunadamente, todo esto está lleno de falsos prejuicios, que en lo que concierne al medio acuático no están superados del todo.
En general, las mujeres que tienen miedo al agua no tienen vergüenza en reconocerlo. No así los hombres a los que les cuesta bastante. no solo reconocer que le tienen miedo al agua sino que reconozcan cualquier tipo de miedo. Esta actitud ( infantil ) de un hombre que pretende aparentar que es mentalmente fuerte y que no le tiene miedo a nada, generalmente es fruto de la educación. Mantener las apariencias disimulan las propias carencias y la vergüenza de tenerle miedo al agua o a cualquier otra cosa.
Pareciera que tenerle miedo al agua es de personas débiles y mostrar debilidad o vulnerabilidad no está bien visto entre los hombres. Pero se interpreta mal.
Tener miedo no es síntoma de debilidad ni de ser menos que nadie. Al contrario, reconocerlo es de personas honestas, auténticas y valientes ( sí, reconocer que tenemos miedo no es de cobardes, todo lo contrario ) y además es psicológicamente liberador.
El miedo tenemos que verlo como una alarma interna que nos avisa y previene de los peligros. El miedo, en realidad, es nuestro salvavidas. Por lo que, tener vergüenza por tener miedo al agua no tiene ningún sentido.
Seguramente, a lo largo de nuestra existencia nos salvará la vida más de una vez. El miedo nos hace ser prudentes, algo fundamental para evitar peligros reales.
Afortunadamente las mujeres reconocen con bastante naturalidad y sin muchas dificultades sus miedos. Con lo que, generalmente, no tienen vergúenza en reconocerlos.
Si hay algo perjudicial que tiene sentir vergüenza, es que impide tomar acción por ese algo que nos da vergüenza. Por lo que, nunca resolveremos el problema. Si me da vergüenza bailar, no iré a bailar ( aunque lo desee fervientemente ) y tampoco aprenderé a bailar. Si me da vergüenza cantar ( aunque me guste ) tampoco lo haré, ni aprenderé. Si me da vergüenza proponerle una cita a una chica jamás sabré si le intereso o no.
De la misma manera, si me da vergüenza reconocer que le tengo miedo al agua, quedaré “bien” frente a los demás, pero me impedirá apuntarme a un curso de natación para vencer el miedo al agua.
En consecuencia, hay una ventaja sustancial en no sentir vergüenza y es que no te impide dar el paso si quieres aprender cualquier cosa que te guste. Y el beneficio es evidente:
El apredizaje y disfrute de una nueva actividad que llenará tu vida en tu plano físico-salud y en tu plano mental.
Por tanto, son muchas más las mujeres las que se apuntan a los cursos de natación especializados en personas con miedo al agua, pero pocos los hombres que se animan a apuntarse a estos cursos. Lo veo en las estadísticas de mis clases a lo largo de los años.
Me gustaría que si alguien está leyendo este artículo, y tiene vergüenza en reconocer que tiene miedo al agua, le sirva para reconocer que es absurdo y deje de tenerla, y comprenda que no tiene ningún sentido este prejuicio.
Asume que tienes miedo ( recuerda que el miedo está para salvarte la vida, no para que sientas vergüenza ) deja de tener vergüenza y apúntate a un curso de natación para adultos con miedo al agua para disfrutar del agua de una vez por todas, si eso es realmente lo que deseas. No te quedes con las ganas y mójate.